16 de febrero de 2017

Ritmo a través de esta estructura de madera laminada de abeto


Este restaurante diseñado y proyectado por Peter Pichler Architecture y Pavol Mikolajcak Architekt, es uno más de los proyectos que apostando por el diseño con madera, consigue que cualquier amante de la madera desee visitar.

Esta "cabaña de montaña", como la llama el propio arquitecto es un edificio singular no solo por su privilegiada ubicación en Oreggen (Italia) y posición estratégica, sino por su doble funcionalidad en la que además de de ser restaurante, sirve de conexión con la estación de esquí existente.


El conjunto, ramificado en tres volúmenes a dos aguas se posiciona con una parte en voladizo sobre una colina, estando la otra parte incrustada en plena montaña. El conjunto se expande hacia el exterior con una forma compleja  combinando varias especies de maderas: abeto, alerce y roble. La estructura en voladizo crece fuera de la colina como un árbol caído con tres ramas principales creando una simbiosis con el paisaje.

Los tonos oscuros del exterior contrastan con los claros del interior, donde las impresionantes costillas de madera laminada de abeto van girándose, actuando no solo actúan parte estructural del edificio sin también como parte fundamental de diseño del mismo, aportando un ritmo y una cadencia en las tres salas que sorprenden por su belleza y calidez. La estructura se une en la cumbre a través de una linea curva que hace que las costillas parezcan desvanecerse en las paredes hacia el paisaje.


En el interior, las tres ramificaciones con formas que recuerdan a la mítica casa, funcionan como comedores, salas que terminan enmarcando las fantásticas vistas del paisaje de montaña en el que se ubican, cada una orientada hacia una de las tres montañas más importantes de los alrededores.

El mobiliario de roble combina en el interior con la estructura de abeto.


La fachada también se viste de madera pero esta ocasión con tablones de madera de alerce tratada en negro que cubren no sólo los muros exteriores sino también las cubiertas inclinadas. Todas las maderas empleadas son autóctonas de la zona.



Existen además espacios reducidos más íntimos, rincones más privados que se separan de los comedores principales interrumpiendo la continuidad visual dinámica del conjunto, ofreciendo respiros al edificio. 


Situado en la entrada está también el bar, que se abre a una amplia terraza al aire libre donde se inicia el viaje hacia el restaurante. 

El proyecto no sólo consigue fusionar la arquitectura local, reconocida por los usuarios, con una interpretación contemporánea de la mítica cabaña de montaña, sino que los consigue de la mano de nuestro material estrella: la madera.

Fotografía: Oskar Dariz, Jens Rüßman

Entrada creada por Grupo GUBIA


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